Como Disfrutar la Vida Debajo del Sol

6 Abril, 2020 – Carlos Lopez

Eclesiastés 1:1-11

1 Palabras del Predicador, hijo de David, rey en Jerusalén.Vanidad de vanidades, dijo el Predicador; vanidad de vanidades, todo es vanidad. ¿Qué provecho tiene el hombre de todo su trabajo con que se afana debajo del sol? Generación va, y generación viene; más la tierra siempre permanece. Sale el sol, y se pone el sol, y se apresura a volver al lugar de donde se levanta. El viento tira hacia el sur, y rodea al norte; va girando de continuo, y a sus giros vuelve el viento de nuevo. Los ríos todos van al mar, y el mar no se llena; al lugar de donde los ríos vinieron, allí vuelven para correr de nuevo. Todas las cosas son fatigosas más de lo que el hombre puede expresar; nunca se sacia el ojo de ver, ni el oído de oír. ¿Qué es lo que fue? Lo mismo que será. ¿Qué es lo que ha sido hecho? Lo mismo que se hará; y nada hay nuevo debajo del sol. 10 ¿Hay algo de que se puede decir: He aquí esto es nuevo? Ya fue en los siglos que nos han precedido. 11 No hay memoria de lo que precedió, ni tampoco de lo que sucederá habrá memoria en los que serán después.

El filósofo hebreo inspirado por el Espíritu Santo escribe: “Vanidad de vanidades, dijo el Predicador; vanidad de vanidades, todo es vanidad” (Ec 1:2). Esto se podría traducir literalmente: “Soplo de soplos”, “aliento de alientos” o “todo es alientos”. Y lo que el autor de Eclesiastés nos quiere trasmitir es que la vida es incierta y breve como un soplo debajo del sol. El filósofo hebreo continúa dando ejemplos de la vanidad o incertidumbre de esta vida monótona:

La Vanidad del Trabajo

El primer ejemplo es la vanidad del trabajo, y el autor escribe: “¿Qué provecho tiene el hombre de todo su trabajo con que se afana debajo del sol?” (v.3). El autor no está diciendo que el hombre no debe trabajar, pues más adelante hablara de la importancia de hacerlo. Lo que si está diciendo es que no importa cuanto el hombre trabaje en este mundo, al final no se quedara con algo. Por lo tanto, el autor se pregunta de que le sirve al hombre afanarse porque, aunque tenga mucho dinero acumulado no se llevara nada a la tumba.

La Vanidad del Ser Humano

Segundo, el autor de Eclesiastés dice “Generación va, y generación viene; más la tierra siempre permanece. (v.4)” El filósofo al contemplar la vida observa que, así como nosotros existimos el día de hoy, así han existido muchas personas antes que nosotros y no solo eso, sino que después vendrán otras más que tomen nuestro lugar. Siempre ha sido así, y seguirá este proceso y el mundo continuará con su curso.

La Vanidad de la Naturaleza

Tercero, el filoso hebreo nos habla de lo monótono que es el mundo de la naturaleza. Nos dice que el sol siempre sale y al final del día se mete para luego volver a ponerse en el lugar del que salió (v.5). Nos dice que el viento sale por todo el mundo hasta que el proceso se repite una y otra vez (v.6). Nos dice que los ríos van al mar, y que el mar nunca se llena y al final los ríos regresan a sus origines (v.7). Y todos estos procesos naturales se repiten una y otra vez de una manera monótona.

La Vanidad del Placer

Cuarto, el autor nos recuerda que ningún placer debajo del sol satisface al hombre completamente (v.8). El ojo nunca se cansara de ver. El hombre puede ver su teléfono, el televisor, deportes, y aun puede ver una bella rosa, pero jamás está satisfecho su ojo de ver. Al igual el oído del hombre no se cansa de oír. El hombre puede escuchar su canción o música favorita y más tarde que temprano necesitará escuchar otra melodía porque su oído jamás se cansará de oír. Por estas razones, el filósofo nos dice que todas las cosas son “fatigosas” que literalmente significa “tediosas”.

La Conclusión del Filosofo

El autor de Eclesiastés después nos dice que no hay nada nuevo en esta vida debajo del sol (v.9-11). El escribe: “¿Qué es lo que fue? Lo mismo que será. ¿Qué es lo que ha sido hecho? Lo mismo que se hará; y nada hay nuevo debajo del sol. (v.9)” Todo lo “nuevo” es tan solamente algo viejo, con apariencia de nuevo. El punto aquí es que todo es tedioso en esta vida, todo es vanidad de vanidades para el hombre debajo del sol.

Y esta vida que es vanidad de vanidades debajo del sol es una vida que no toma a Dios en perspectiva. Pero más adelante el filósofo hebreo nos dirá que cuando tememos al Dios de la Biblia podemos tener otra perspectiva y disfrutar la vida debajo del sol (Ecl. 11:9; 12:13-14).

La única manera de verdaderamente disfrutar y vivir la vida debajo del sol en este mundo caído es mirando a Cristo por medio de la fe (Rom. 1:17). Él es la bella flor que saciara nuestros ojos al ver la cruz con la cual pago nuestro pecado. Él es ese canto que saciara nuestros oídos al escuchar sobre su resurrección de entre los muertos (Jn 3:16). Con este Jesús en nuestras vidas todo tiene sentido, pero sin el en nuestras vidas todo es vanidad de vanidades.

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