El evangelio de la justicia social no es el evangelio de Jesucristo.
La teología de la liberación y su veneno llamado “Evangelio de la justicia social”, entiende que la obra salvadora de Jesucristo se trata de traer alivio a todos los males de la humanidad. Pero en realidad, ¿esa fue la razón por la cual Cristo vino a morir? ¿Sera que el problema más grave de la humanidad es económico, educativo, laboral, político, o aun de salud, etcétera? Absolutamente NO. El problema más grande que tiene el hombre es la separación de Dios por causa del pecado, y por eso el hombre fue destituido por Dios. El gran problema de la humanidad es que la ira de Dios está sobre el pecador.
El Evangelio nos dice que en Jesucristo seremos salvos de su ira, ya que Jesus recibió la ira de Dios, por los que pondrán su fe en Cristo y se arrepienten de sus pecados. Ya no estamos bajo maldición ni condenación para los que están en Cristo. Esa es la verdadera buena noticia.
A pesar de que en esta vida tengamos que pasar por el valle de sombra y de muerte, en un mundo maldecido por Dios por causa del pecado, lleno de injusticias, dolor, llanto y muerte, El Señor ha prometido que todos estos males dejaran de existir. Pero no será aquí y ahora, sino en la eternidad donde esta la verdadera esperanza del evangelio (Apocalipsis 21:3).
¿Ahora cómo se debe ver ese evangelio aquí y ahora? ¿Como se ve reflejada esa “justicia social” en nuestras vidas?
Dice la escritura que somos llamados para anunciar las virtudes de aquel que nos llamó de las tinieblas a su luz admirable. Eso lo hacemos mostrando su carácter en nuestra vida, a través del fruto del Espíritu; paz, amor, benignidad, dominio propio etc.
La única verdadera solución para todo tipo de problemas sociales es el EVANGELIO de Jesucristo. Si como cristiano eres doctor, servidor público, maestro, policía o trabajes para cualquier otra causa social, allí esta la iglesia reflejando sus atributos. No se trata de que todos tienen que trabajar en una misma “causa” porque si no la iglesia no está “trabajando en el bienestar social” como algunos dicen.
Ante esta sutil filosofía de la mal llamada “Justicia social” debemos recordar que el objetivo principal del evangelio no es estar bien en esta tierra, sino estar bien con Dios. Si el “Evangelio de la justicia social” hubiera sido la razón por la cual Cristo vino a la tierra, ¿Porque razón nunca fue un zelote revolucionario y armo una revuelta en masa contra el imperio de turno ni tampoco sus discípulos?
¿Fue la misión mesiánica de Cristo y el significado de sus sufrimientos, su muerte en la cruz, la propiciación y expiación, derribar las clases sociales y reivindicar a los marginados de la sociedad, acabar con la pobreza y el racismo aquí y ahora?
No podemos cambiar el mensaje de reconciliación con Dios por medio de Jesús, por el de la reivindicación social de marginados, explotados y minorías. El verdadero enemigo que vencer es la muerte, el pecado y Satanás. No el capitalismo, el imperialismo, el racismo y el patriarcado.
El mayor problema del hombre no es económico, ni político sino espiritual. Por lo tanto, la razón por la cual Cristo vino a la tierra no fue acabar con la lucha de clases sociales atacando “superestructuras”, sino para salvar lo que se había perdido. El Evangelio no se trata de llevarnos de la enfermedad a la salud, ni de la pobreza a la prosperidad, sino de la muerte a la vida y de Satanás a Cristo.
Que El Señor nos de el denuedo para mantenernos firmes, predicando fielmente el evangelio, ante las falsas filosofías disfrazadas de cristianismo, teniendo un compromiso inquebrantable con la palabra de Dios.
“Cuídense de que nadie los cautive con la vana y engañosa filosofía que sigue tradiciones humanas, la que está de acuerdo con los principios de este mundo y no conforme a Cristo.” (Colosenses 2:8)