Mi Vida en la Iglesia
Mayo 5, 2020
Hebreos 10.24–25
“24Y considerémonos unos a otros para estimularnos al amor y a las buenas obras; 25no dejando de congregarnos, como algunos tienen por costumbre, sino exhortándonos; y tanto más, cuanto veis que aquel día se acerca.”
El reconocido predicador de Inglaterra, Charles Spurgeon dijo que, para Dios, “La iglesia es el lugar más preciado en la tierra.” Para el Señor es tan valiosa la iglesia que la compro con su propia sangre. En Hechos 20:28 dice: “Por tanto, mirad por vosotros, y por todo el rebaño en que el Espíritu Santo os ha puesto por obispos, para apacentar la iglesia del Señor, la cual él ganó por su propia sangre.” La iglesia mis hermanos es el cuerpo de Cristo, la novia de Cristo, los miembros de la familia de Dios. Si la iglesia es tan importante para Dios, ¿Que tan importante es para ti?
El pastor Miguel Núñez dijo: “Si la iglesia es importante para ti, entonces la amarías como dices amar a Jesús. Vemos que el amar a Jesús se demuestra en amar a sus ovejas (los hermanos).” En el evangelio de Juan 21:15 dice: “15Cuando hubieron comido, Jesús dijo a Simón Pedro: Simón, hijo de Jonás, ¿me amas más que éstos? Le respondió: Sí, Señor; tú sabes que te amo. Él le dijo: Apacienta mis corderos.” Jesús le dice a Pedro que, si en verdad lo ama, él lo va a demostrar amando a sus corderos (los hermanos). Aunque este pasaje del evangelio de Juan es en el contexto del ministerio en aplicación, el amor que le tenemos a Jesús, a quien no podemos ver, se mostrara en el amor que le tenemos a los hermanos de la iglesia a quien si podemos ver. Con esto en mente, vayamos a nuestro pasaje:
Hebreos 10.24–25
“24Y considerémonos unos a otros para estimularnos al amor y a las buenas obras; 25no dejando de congregarnos, como algunos tienen por costumbre, sino exhortándonos; y tanto más, cuanto veis que aquel día se acerca.”
Estimulándonos al Amor y a las Buenas Obras
Lo primero que vemos en nuestro texto es que el Espíritu Santo nos llama a los miembros de la iglesia local a “estimularnos al amor y a las buenas obras.” Implícito está en nuestro texto la importancia de la vida de la iglesia para motivarnos al amor y a las buenas obras. Es decir, en el plan de Dios para la iglesia uno no puede ser un “buen cristiano” y vivir una vida separada de sus hermanos o la iglesia local. Dios nos llama a vivir en una relación constante con los miembros de nuestra iglesia con el fin de poder motivarnos a las buenas obras y el amor. Y, por tanto, el vivir una vida aislada de la vida de la iglesia local y mis hermanos es vivir en desobediencia al diseño y al mandato de Dios. ¿Cuánto amas a Dios? ¿Cuánto amas a tu iglesia local? ¿A cuántos hermanos has llamado esta semana y te has involucrado en su vida de una u otra forma para estimularlos en amor y buenas obras? Si los amas, entonces tu vida debería de ser una que invierte en la vida de los demás hermanos de la congregación, una vida en donde constantemente buscas la estimulación al amor y a las buenas obras.
No Dejando de Congregarnos
La segunda parte de nuestro texto (v.25) nos llama a no dejar de congregarnos. Esto vuelve a reforzar la idea de lo vital que es estar presentes y activos en la vida de nuestra iglesia local. El autor de Hebreos nos dice que algunos tienden como costumbre dejar de congregarse. Y su interpretación es muy clara uno debe de estar presente en la iglesia cada día del Señor. Pero también podemos concluir que el Espíritu Santo por este pasaje nos dice que nuestro corazón y nuestras vidas deben estar intrínsicamente relacionadas con los hermanos de la iglesia para exhortarnos y animarnos en los caminos del Señor. ¿Cuánto amas a Jesús? ¿Cuánto amas a la iglesia local que compro con su propia sangre? ¿Estas activamente estimulando a tus hermanos a las buenas obras, el amor y exhortándolos en los caminos del Señor?